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jueves, 13 de octubre de 2016

San Francisco de Asís


San Francisco de Asis

(Giovanni di Pietro Bernardone; Asís, actual Italia, 1182 - id., 1226) Religioso y místico italiano, fundador de la orden franciscana. Casi sin proponérselo lideró San Francisco un movimiento de renovación cristiana que, centrado en el amor a Dios, la pobreza y la alegre fraternidad, tuvo un inmenso eco entre las clases populares e hizo de él una veneradísima personalidad en la Edad Media. La sencillez y humildad del pobrecito de Asís, sin embargo, acabó trascendiendo su época para erigirse en un modelo atemporal, y su figura es valorada, más allá incluso de las propias creencias, como una de las más altas manifestaciones de la espiritualidad cristiana.

Hijo de un rico mercader llamado Pietro di Bernardone, Francisco de Asís era un joven mundano de cierto renombre en su ciudad. Había ayudado desde jovencito a su padre en el comercio de paños y puso de manifiesto sus dotes sustanciales de inteligencia y su afición a la elegancia y a la caballería. En 1202 fue encarcelado a causa de su participación en un altercado entre las ciudades de Asís y Perugia. Tras este lance, en la soledad del cautiverio y luego durante la convalecencia de la enfermedad que sufrió una vez vuelto a su tierra, sintió hondamente la insatisfacción respecto al tipo de vida que llevaba y se inició su maduración espiritual.


Del lujo a la pobreza
Poco después, en la primavera de 1206, tuvo San Francisco su primera visión. En el pequeño templo de San Damián, medio abandonado y destruido, oyó ante una imagen románica de Cristo una voz que le hablaba en el silencio de su muda y amorosa contemplación: "Ve, Francisco, repara mi iglesia. Ya lo ves: está hecha una ruina". El joven Francisco no vaciló: corrió a su casa paterna, tomó unos cuantos rollos de paño del almacén y fue a venderlos a Feligno; luego entregó el dinero así obtenido al sacerdote de San Damián para la restauración del templo.
Esta acción desató la ira de su padre; si antes había censurado en su hijo cierta tendencia al lujo y a la pompa, Pietro di Bernardone vio ahora en aquel donativo una ciega prodigalidad en perjuicio del patrimonio que tantos sudores le costaba. Por ello llevó a su hijo ante el obispo de Asís a fin de que renunciara formalmente a cualquier herencia. La respuesta de Francisco fue despojarse de sus propias vestiduras y restituirlas a su progenitor, renunciando con ello, por amor a Dios, a cualquier bien terrenal.
A los veinticinco años, sin más bienes que su pobreza, abandonó su ciudad natal y se dirigió a Gubbio, donde trabajó abnegadamente en un hospital de leprosos; luego regresó a Asís y se dedicó a restaurar con sus propios brazos, pidiendo materiales y ayuda a los transeúntes, las iglesias de San Damián, San Pietro In Merullo y Santa María de los Ángeles en la Porciúncula. Pese a esta actividad, aquellos años fueron de soledad y oración; sólo aparecía ante el mundo para mendigar con los pobres y compartir su mesa.
La llamada a la predicación
El 24 de febrero de 1209, en la pequeña iglesia de la Porciúncula y mientras escuchaba la lectura del Evangelio, Francisco escuchó una llamada que le indicaba que saliera al mundo a hacer el bien: el eremita se convirtió en apóstol y, descalzo y sin más atavío que una túnica ceñida con una cuerda, pronto atrajo a su alrededor a toda una corona de almas activas y devotas. Las primeras (abril de 1209) fueron Bernardo de Quintavalle y Pedro Cattani, a los que se sumó, tocado su corazón por la gracia, el sacerdote Silvestre; poco después llegó Egidio.
San Francisco de Asís predicaba la pobreza como un valor y proponía un modo de vida sencillo basado en los ideales de los Evangelios. Hay que recordar que, en aquella época, otros grupos que propugnaban una vuelta al cristianismo primitivo habían sido declarados heréticos, razón por la que Francisco quiso contar con la autorización pontificia. Hacia 1210, tras recibir a Francisco y a un grupo de once compañeros suyos, el papa Inocencio III aprobó oralmente su modelo de vida religiosa, le concedió permiso para predicar y lo ordenó diácono.

martes, 11 de octubre de 2016

¿Tu hijo es rebelde, o está pidiendo tu ayuda a gritos?

  •                                        

  • Erika Otero Romero.
  • Tantoyuca, Ver. Planear y traer hijos al mundo puede ser el paso más simple en el hecho de conformar una familia. El verdadero reto se presenta a los padres cuando se trata de la crianza y, si te preguntas por qué, me atreveré a responderte con otra pregunta: ¿eres padre o madre de más de un hijo? Si la respuesta es sí, entonces concordarás conmigo que las mismas técnicas que empleaste para educar a tu hijo mayor, poco o nada sirven para criar a tu segundo hijo, o a un tercero. La razón es simple: pueden compartir casa, padres, y hasta cuartos, pero sus personalidades, gustos, miedos, caracteres y temperamentos serán diferentes, como el agua y el aceite.
    Pese a lo anterior, debo decir que existen comportamientos en los niños y adolescentes que se salen de cualquier posible justificación lógica. Antes de tomarlos como malacrianza o deseos de llamar la atención de sus padres, piensa que pueden ser gritos y llamadas de auxilio, a los que se les debe poner toda la atención posible.
  • Señales de alerta ante posibles abusos contra tus hijos

    Mi intención no es generar pánico sin necesidad o crear una ola de histeria sin motivo. Este artículo pretende dar conocimiento los padres para que, si notan algún comportamiento que ellos consideren raro en sus hijos, tomen las medidas necesarias para ayudar a quienes están bajo su tutela y afecto.
    Acá expondré algunos comportamientos o conductas de tu hijo menor de 10 años o en edad de adolescencia, ante los cuales debes estar atento para poder ayudarles. Están divididos en dos secciones, según el tipo de abuso que tus hijos pueden estar denunciando con su "mala conducta":
  • 1. Llamado de auxilio del niño que es abusado (golpeado) físicamente

    Será agresivo
    Un niño golpeado por sus compañeros o un adulto, incluso por uno de sus padres, repite esa misma conducta en situaciones que para él representan conflicto. Es posible que busque sacar la frustración siendo agresivo con sus hermanos pequeños, mascotas o con sus juguetes.
    Tendrá emociones negativas
    Los niños y adolescentes violentados sentirán ira de manera constante y la misma puede salir a flote ante una situación difícil.
    Reprimirá sus sentimientos y miedos
    Tendrá miedo y para controlarlo recurrirá a reprimir sus sentimientos. Este comportamiento afectará las relaciones sociales del niño, haciéndolo desconfiado y solitario.
    Baja autoestima
    El menor siente, al ser golpeado, que no es amado o apreciado por quién lo violenta. Por lo tanto, interiorizará ese sentimiento y lo manifestará por medio de sentimientos de menosprecio o inseguridad.
    Depresión, ansiedad, angustia
    No es raro ver al niño triste o angustiado sin un motivo aparente. Motivos sí tiene, ya que piensa de manera recurrente en maneras de evitar el castigo físico y eso lo lleva de angustia.
    Falta de concentración y bajo rendimiento escolar
    Al no poder fijar su atención en las clases, invertirá su atención en sus problemas, temores y angustias. Por ello, no tendrá buenas calificaciones en sus cursos, a la vez que su disciplina se verá afectada por su comportamiento.
                                         

  • 2. Llamado de auxilio del niño que es abusado sexualmente

    _En el niño_
    • Padecerá pesadillas o tendrá otro tipo de alteraciones del sueño.
    • Se aislará de sus compañeros.
    • Tendrá cambios en su forma de alimentarse: o bien, comerá en exceso, o dejará de consumir alimentos.
    • Su estado de ánimo será inestable. Unos momentos tendrá ira, otros entrará en el llanto, rabia o miedo.
    • Tendrá curiosidad sexual e incluso dominará un lenguaje que no es propio de un niño de corta edad.
    _En el adolescente_
    • Su comportamiento será evidentemente más agresivo.
    • Se autolesionará y es muy probable que intente terminar con su vida.
    • Estará deprimido
    • Descuidará su cuidado personal, no se bañará y le tendrá sin cuidado su aspecto.
    • Puede hacer uso de sustancias psicoactivas (droga y licor).
    • Su ingesta de alimentos será exagerada.
    • Es probable que se vuelva promiscuo, pero no como una búsqueda de placer sexual, sino a manera de autocastigo.
    Como adulto, puedes ver cómo muchas de las conductas de niños y adolescentes que pueden ser tomadas como actos de rebeldía, están lejos de ser manifestaciones de ese tipo. Por eso, si notas que tus hijos, sobrinos o niños a tu cargo presentan un grupo de conductas similares a las descritas arriba, ¡ayúdalo y denuncia! Está buscando que alguien lo salve y libere de su sufrimiento.