Por: Silvia del Valle | Fuente: www.tipsmama5hijos.com
La humildad es el cimiento, la base y fundamento de
todas las virtudes, la sal y la vida de ellas. La humildad es contraria a la
soberbia. Sin humildad no puede haber obediencia.
La humildad lleva a la docilidad, que no es lo
mismo que la dejadez o sumisión, tampoco significa dejar que los demás pasen
primero o sobre nosotros.
La humildad es, simplemente, la virtud que hace
conocer y aceptar las propias limitaciones y debilidades y permite obrar con el
prójimo, de acuerdo con este conocimiento y sirve para llegar a la Paz
Interior.
¿Cuánta falta le hace a nuestro mundo personas con
estas características? Y nosotros tenemos en nuestras manos la posibilidad de
formar a nuestros hijos para que lo sean, por eso hoy te quiero compartir mis 5
Tips para educar a nuestros hijos en la humildad.
PRIMERO. Ayuda a tus hijos a conocerse.
“Humildad es andar en verdad” es por esto que es
súper importante que nuestros hijos se conozca muy bien, que se den cuenta de
sus capacidades y sus debilidades.
Es importante decir que si encontramos que nuestros
hijos tienen muchas cualidades no actúen de forma prepotente o creyéndose
superiores a los demás y mucho menos que vean a los demás como poca cosa ya que
esas actitudes son contrarias a la humildad.
Si un niño se conoce estará seguro de sí mismo y
entonces tratará a los demás con amabilidad, compasión y ternura.
Cuando mis hijos, ahora que son adolescentes, se
comportan con soberbia; los hago que reflexionen y se den cuenta de sus actos.
Casi siempre reaccionan positivamente y cambian de actitud. En todos los casos
me dicen que no se habían dado cuenta de su forma de actuar, es por eso que
necesitamos ayudarlos; aún cuando ya sean adolescentes.
SEGUNDO. No exaltes demasiado las cualidades de tus
hijos.
Si nosotros comenzamos a exaltar de más sus
cualidades, nuestros hijos aprenderán a hacerlo y luego tendremos niños y
jóvenes petulantes.
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Si por el contrario les decimos que sus cualidades
son un don y que los tienen para ponerlos al servicio de los demás, nuestros
hijos aprenderán y tomarán esto como un estilo e vida.
En mi familia a veces pasa que alguno de mis hijos,
por estar hormonauta, no quiere ayudar a alguno de los hermanos; yo intervengo
y le hago ver que los talentos son para compartirlos con sus hermanos. A veces
me entienden pronto y lo hacen, pero a veces es tanta la carga hormonal que
tienen, que prefiero que se vayan un rato a su cuarto a pensar.
Al final del día, terminan comprendiendo que nada
de lo que tienen es por sus méritos. Y deciden por sí mismos ayudar a sus
hermanos.
TERCERO. Que aprendan a reconocer sus faltas.
Un punto importante y que cuesta mucho trabajo es
el reconocer las faltas o los errores. Esto requiere de mucha práctica y de
dominar su voluntad por lo que debemos enseñarlos a hacerlo desde pequeños.
Cuando logramos que nuestros hijos domen su
personalidad y acepten que se han equivocado, logramos educarlos en la
humildad. El punto siguiente es que ofrezcan disculpas y que reparen el daño o
la falta que cometieron.
Esto es un gran ejercicio de voluntad que
predispone la voluntad a la humildad, dejando de buscar culpables para los
propios comportamientos.
CUARTO. Que aprendan a construir sobre sus
debilidades
Si ya se conocen nuestros hijos, es más fácil
detectar los puntos débiles que tienen, es decir, sus limitaciones.
Conocerlas nos ayuda a no engañarnos ni engañar a
otros aparentando lo que no somos, es decir, nos ayuda a ser auténticos y a
querer trabajar en mejorar cada día para superar esas limitaciones.
Cuando nuestros hijos van adquiriendo la virtud de
la humildad se irán dando cuenta de que la vida no se un camino de rosas, pero
que poco a poco podrán ir sorteando las dificultades y eso los hará vivir con
plenitud y satisfacción.
También es bueno que hagan un plan de cómo irán
corrigiendo los defectos o mejorando las debilidades. Que le pongan fecha y
acciones concretas para que se pueda ir trabajando para lograrlo.
Nosotros podemos ayudarlos poniendo este calendario
de actividades en un lugar visible en su cuarto para que lo tengan presente.
Si nuestro hijo es aún pequeñito, nosotros podemos
ir moldeando su forma de actuar y de reaccionar para que desde temprana edad
controle y modere esas limitaciones o debilidades y las convierta en fortalezas
al servicio de la familia.
QUINTO. Que aprendan de nosotros sus papás
Nuestros hijos aprenden de nosotros aunque nosotros
no estemos conscientes de eso. Así que debemos procurar que nuestro actos
eduque en todo momento.
Para educarlos en la humildad es indispensable ser
humildes nosotros, actuar sin prepotencia, sin vanagloria. Ser abiertos a la
corrección y estar dispuestos a poner nuestros talentos al servicio de la
familia y de la sociedad.
Nuestros hijos nos observan en todo momento y
aprenderán a reaccionar de como lo hacemos nosotros.
Si por ejemplo, al ir al de compras, siempre
peleamos y discutimos con el gerente; nuestro hijos aprenderán que los
problemas se solucionan discutiendo. Pero si en cambio buscamos la mejor
solución al problema, tomando en cuenta la dignidad de la personas y llegamos
con el gerente en forma amable y planteamos el problema, nuestros hijos
aprenderán que esa es la mejor forma de hacer las cosas.
Y con esto no digo que no debemos enojarnos, pero
si que debemos controlarnos y llegar con amabilidad a pedir las cosas.
Nuestros hijos son el reflejo de nosotros y ojalá
que logremos tener una familia humilde y dispuesta para poner sus capacidades
al servicio de la sociedad. Sólo así tendremos un México mejor. ¿Que tal, te
animas?
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